Ciudad de México, marzo 8 del 2000.

YA es tiempo de reactivar la
industria de la construcción

Vicente Fox Quesada

Para todos es clara la relevancia de la industria de la construcción para elevar la competitividad de la economía del país, para generar empleos, para satisfacer necesidades sociales básicas y para promover un desarrollo regional equilibrado.

Y más para mí. Como gobernador fui testigo de su contribución al desarrollo.

Durante mi período como gobernador de Guanajuato y según datos de la Encuesta Nacional del Sector Formal de la Industria de la Construcción del INEGI, el valor real de la producción de la industria de la construcción creció en 82.7%, tasa muy superior al crecimiento nacional de 23.8%, para el mismo período .

No es extraño, por otro lado, que la industria este pasando por situaciones difíciles, descapitalización y creciente rezago tecnológico. No es extraño con un crecimiento tan mediocre y tan volátil de la economía del país.

Leía recientemente en un documento de la Cámara una frase que decía "El entorno de la industria se volvió más difícil y complejo". A mí me parece que si es más difícil y complejo, pero no se volvió más difícil y complejo, lo volvieron políticas económicas erróneas y mal instrumentadas del gobierno federal. Y me parece importante decirlo, porque en este país nadie tiene la culpa, nadie quiere pagar los platos rotos, nadie rinde cuentas de sus malas decisiones, nadie quiere pagar las facturas.

Permítanme compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la industria de la construcción y el papel que jugará en mi gobierno:

  • Infraestructura

No hay duda de la estrecha relación que existe entre el nivel de desarrollo de la infraestructura de un país y su capacidad de crecimiento económico.

No hay duda de que la capacidad de atraer inversiones esta estrechamente relacionada con el desarrollo de infraestructura física con capacidad de respuesta , en cantidad y calidad.

No hay duda de que la grave crisis económica experimentada por México ocasionó una drástica reducción en los niveles de inversión e infraestructura, no sólo se dejó de invertir en su ampliación, sino que se redujo también la capacidad de mantenimiento de la infraestructura existente.

En México, la inversión en infraestructura, pública y privada, asciende al 2% del PIB, siendo que los estándares internacionales establecen un 7% como una razón mínima para asegurar el desarrollo del país.

Esta baja inversión nos lleva a posicionarnos, según cifras del World Economic Forum, en el lugar 40 en términos de competitividad de infraestructura, de un total de 59 países analizados.

La falta de inversión en sectores como el transporte, las comunicaciones y la energía, está limitando el crecimiento.

La falta de inversión fuera del área metropolitana de la ciudad de México, esta inhibiendo y desalentando el desarrollo regional.

La falta de inversión en redes de agua potable y drenaje, y en la recolección y tratamiento de basura y residuos peligrosos, esta agravando la ya de por si seria problemática ambiental.

Vamos a heredar muchos rezagos y tendremos, por tanto, grandes desafíos que enfrentar en mi gobierno. ¿Cómo enfrentarlos?.

Mi propuesta en este sentido, es elevar la inversión en infraestructura al 5% del PIB anual como mínimo deseable para cubrir las demandas de desarrollo de los próximos 6 años.

Invirtiendo y promoviendo la creación de infraestructura que sustente las nuevas oportunidades de crecimiento económico y satisfaga la creciente demanda social de servicios. Es claro que detrás de esta afirmación está una reforma fiscal integral, una mejor administración de los recursos públicos y una mayor participación al sector privado.

Es claro que no todos los proyectos tienen una tasa esperada de retorno para motivar la inversión privada en infraestructura; que deben seguir siendo responsabilidad del estado obras tales como las que promuevan un desarrollo regional más equilibrado, en las zonas rurales, en las ciudades pequeñas, en los municipios rezagados.

Existen otros campos en los que la industria de la construcción tendrá una mayor participación. Estoy convencido que el sector público no es el mejor constructor y lo hemos visto en la práctica.

En Guanajuato la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas dejó de ser constructor para volverse promotor y regulador. La mayor participación del sector privado en el mantenimiento de la obra pública llevo a una disminución del 48% de la secretaría , se incremento la productividad del gasto público y se mejoro el mantenimiento de carreteras.

Hoy Guanajuato es el único estado de la república en obtener la certificación internacional ISO 9002 por el servicio de conservación de la red carretera pavimentada.

  • Vivienda

No hay duda que la vivienda es una de las prioridades para el desarrollo social. La vivienda da un sentimiento de seguridad, otorga tranquilidad y motiva a trabajar para mejorar el patrimonio.

No hay tampoco duda del rezago que tenemos en esta materia. Un estudio reciente realizado por el Banco Mundial concluye que el sistema hipotecario mexicano es uno de los más atrasados.

La Construcción de vivienda en México representa apenas el 2% del PIB mientras que en otros países llega a significar entre el 7 u 8%. El rezago se acumula cada año. No se produce ni la mitad de la demanda nacional de viviendas.

Las limitaciones para el acceso a una vivienda digna de los sectores menos favorecidos son de todos conocidas: insuficiencia del ingreso familiar. Por ello impulsaremos el crecimiento económico, pero un crecimiento económico con calidad, que se refleje en mejores ingresos.

Las personas con menores ingresos son también las más perjudicadas con la oferta de lotes irregulares, oferta frecuentemente vinculada con el clientelismo político.

Nunca terminaremos de regularizar asentamientos humanos creados al margen de la ley si no evitamos que se formen más. Nuestra propuesta es ofertar lotes legalmente constituidos, como una alternativa segura, económica y, sobre todo, legal.

Promoveremos la cultura del ahorro como una campaña nacional para generar un ahorro previo, que sirva como enganche para la adquisición de una vivienda.

Respaldaremos a los promotores y constructores de vivienda, promoviendo la desregulación y la facilitación en los trámites para hacer desarrollos habitacionales.

Impulsaremos la modernización y eficiencia de los organismos operadores de agua potable y drenaje, ya que el otorgamiento de estos servicios es el freno más frecuente para la creación de nuevos fraccionamientos.

Además de revisar y poner al día el marco institucional para el apoyo a la vivienda, proponemos una política más agresiva en materia de financiamiento, con tasas de interés más accesibles para los grupos de ingresos medios y la extensión de subsidios directos para el financiamiento de vivienda de interés social, a los trabajadores que perciban menos de 2.5 salarios mínimos.

Como lo señalamos el sábado pasado cuando presentamos nuestra propuesta sobre la reforma financiera, el acceso a crédito hipotecario a plazo y tasas de interés razonables, demanda la existencia de un mercado secundario con la liquidez suficiente para detonar la construcción de viviendas en México. Crearemos las condiciones para la bursatilización de créditos hipotecarios.

Además de lo anterior y para generar las condiciones para que la industria de la construcción se reactive, me propongo:

  1. Sentar las condiciones para que la economía crezca a tasas del 7% y por tanto de la construcción, dada la enorme sensibilidad que guarda esta industria respecto al crecimiento económico del país.
  2. Consolidar la independencia del Banco de México; tener un superávit fiscal al cuarto año del gobierno y concluir la reestructuración del sistema financiero, para que puedan tener acceso a tasas de interés competitivas a nivel mundial, puedan, de esta manera, invertir en equipos y maquinaria, desarrollar sus proyectos de infraestructura y vivienda.
  3. Impulsar la cultura y certificación voluntaria de la calidad de todas las empresas y servicios que participan en la industria del transporte aéreo.
  4. Promover la certificación de competencias laborales en todos los puestos de la industria, para fortalecer el adiestramiento, la capacitación y sobre todo, el reconocimiento a las habilidades que sus trabajadores han adquirido en el ejercicio diario de su trabajo.
  5. Impulsar una reforma financiera que permita al sector bancario volver a jugar el papel de intermediario entre aquellos que ahorran y aquellos que desean invertir esos ahorros.
  6. Contar con un gobierno honesto, moderno y de calidad y utilizar las mejores prácticas internacionales en la asignación de las obras. Una reforma que nos permita en cada obra lograr eficiencia, eficacia y efectividad.
  7. Promover la adopción de normas de carácter general en los estados y municipios, a fin de facilitar y hacer más transparentes las regulaciones que rigen la construcción.
  8. Modernizar los sistemas de catastro y promover la ampliación de la certificación del programa de derechos ejidales.
  9. Crear el consejo de Desarrollo Urbano y Vivienda con facultades no solo para opinar, sino también para supervisar y evaluar el trabajo de las instituciones y funcionarios públicos relacionados con esta industria.

 

 

 

 

 

Amigas y amigos:

 

No nos engañemos, independientemente de las cifras macroeconómicas, la situación de México es seria.

 

No hemos sido lo suficientemente hábiles para crecer y menos para distribuir la riqueza.

 

La corrupción ha erosionando la confianza de los ciudadanos en sus autoridades.


Las instituciones del Estado han sido penetradas por el crimen organizado y el narcotráfico.

 

La inseguridad pública se ha colocado en el centro del debate nacional y la impunidad es la regla no la excepción.

 

Por todo ello México requiere de la alternancia.

La alternancia constituye el estímulo al buen gobierno.

 

Sólo la alternancia estimula al gobierno a rendir buenas cuentas. La alternancia representa aire fresco y sangre nueva.

 

Representa el estímulo vital para realizar el mejor esfuerzo, para presentar iniciativas innovadoras y creativas y para obtener resultados. Su ausencia representa escleorosis política y envejecimiento; falta de innovación y de energía.

 

Eso es lo que está en juego en la elección del 2 de julio: un plebiscito para decidir entre la alternancia o más de lo mismo.

 

Es claro que en seis años de gobierno no pueden ser resueltos todos los problemas y rezagos que se han acumulado por decenas de años de malas administraciones.

 

Pero también es cierto que en seis años de buena administración pública, pueden sentarse las bases para cambiar el sendero de crecimiento de la economía y revertir la dramática trendencia de deterioro en la distribución de la riqueza de nuestra sociedad.

 

Se puede volver al estado de derecho y al ejercicio honesto y profesional del gobierno; se puede hacer visible el desarrollo para todos e invertir en el desarrollo de las capacidades humanas de todos los mexicanos.

 

Esa es mi propuesta y la oferta política que he estado haciendo a los mexicanos.

 

 

Amigas y amigos:

El progreso y la democracia es para todos los mexicanos.

La responsabilidad de lograrlos también.

 

Somos libres para lograr un México mejor, pero seremos responsables sino lo logramos.

 

Es por nosotros, es por nuestros hijos; es por México.