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Residencia Oficial de los Pinos, marzo 24 del 2000.
Mensaje del Ing. Pedro Strassburger, durante el Doctor Ernesto Zedillo Ponce de León, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos Señores Secretarios de Estado Honorables miembros del Presidium Señores Afiliados a la CMIC Señoras y señores: Los industriales de la construcción afiliados a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, queremos expresarle a usted señor Presidente, nuestro beneplácito por la oportunidad de estar aquí presentes, en esta reunión de trabajo, con motivo de la Toma de Protesta, del Consejo Directivo de nuestra Institución, así como la entrega del Premio Lieberman a las mejores Obras de 1998. El gremio de los constructores organizados de México reconoce su liderazgo y le manifiesta una vez más su decidido apoyo a las acciones de su gobierno en beneficio de nuestro país. A los aquí presentes, miembros del Consejo Consultivo, Consejo Directivo Nacional, socios de nuestra Cámara, les quiero agradecer su entusiasta respuesta a nuestra convocatoria. Les agradezco sinceramente su presencia para compartir este acto de unidad. La Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, fundada en 1953 por empresarios de gran visión y con entonces 150 socios, hoy agrupa a diez mil empresas constructoras en todo el país, a través de sus 43 delegaciones. Representa a un sector de la actividad económica, que ha sido apoyo fundamental del crecimiento del país en las últimas cinco décadas. En la segunda etapa de su trayectoria, la Cámara ha puesto en marcha 3 instituciones que están al servicio de sus afiliados. En 1978 se funda el Instituto de Capacitación de la Industria de la Construcción y en sus 22 años de existencia a capacitado a un millón setecientos mil trabajadores a través de ciento ochenta mil cursos, que suman un total de cuarenta y ocho millones de horas-hombre capacitados. Nuestro Instituto está reconocido a nivel Latinoamericano como el mejor en su género. En 1983 se crea el Instituto Tecnológico de la Construcción, institución con reconocimiento de la Secretaría de Educación Pública, y que imparte la licenciatura en ingeniería de la construcción, diplomados y maestrías no sólo en el Distrito Federal, sino actualmente en 22 instituciones de educación superior en toda la República. Con toda esta trayectoria gremial, la Fundación de la Industria de la Construcción, establecida en 1994, tiene como objetivo elevar la calidad de las empresas y de las obras que se realizan, proporcionándoles tecnología de vanguardia. Las obras, que hoy reciben el Premio Lieberman instituido en 1997, son, en cierta forma, resultado de las contribuciones que han dado nuestras instituciones de capacitación y de formación profesional a las empresas constructoras galardonadas. Los constructores asociados a la Cámara tiene como meta principal la construcción de obras de calidad mundial. La importancia de la industria de la construcción mexicana, para la economía del país en forma global, y por el efecto directo que tiene sobre 37 ramas industriales de la actividad económica nacional, e indirectamente con todas las demás, hace que su desempeño repercuta en la competitividad de un gran número de sectores, y su importancia, se hace más intensa conforme se logran mayores niveles de desarrollo económico y social. Asimismo, al ocupar el sector total de la construcción a más de tres millones de personas, se constituye en la tercera industria en importancia en la generación de empleos, con un uso intensivo de mano de obra, generalmente no calificada. Actualmente, de cada cien empleos que existen en la industria, once son generados por la construcción. La acción de la industria de la construcción no sólo se limita al aspecto económico, sino que contribuye a la satisfacción de necesidades básicas como: la vivienda, la salud, la educación, el turismo, la electrificación, obras del sector comunicaciones y transportes, petroleras, de agua potable y alcantarillado, perforación de pozos y sistemas de riego. Reconocemos que la apertura comercial es un proceso, no sólo conveniente sino necesario, para lograr una mayor competencia y garantizar al Estado las mejores condiciones disponibles en cuanto a precio, calidad, reducción de los períodos de construcción y el acceso a tecnología de punta. De igual forma, reconocemos que la participación del Estado es necesaria para aliviar las deficiencias que el mercado manifieste. Hoy, la industria de la construcción sufre una de las peores crisis de su historia en nuestro país, al ser uno de los sectores más afectados, provocando que su rentabilidad caiga a tal grado, que se encuentra gravemente descapitalizada y en posición de creciente desventaja conforme la naturaleza de los proyectos sea más global, y su tecnología más desarrollada, debido a factores tales como: la disminución en los volúmenes de obra para los contratistas nacionales, la inexistencia de continuidad de trabajo en las empresas, los créditos bancarios limitados, tasas de interés muy elevadas, la apertura a la competencia internacional, asignación de las obras bajo un criterio presupuestal de precio como prioridad, lo que afecta la productividad y el desarrollo social. Durante mi primer año de gestión al frente de la Cámara, en numerosos foros, manifestamos que la Industria de la Construcción Nacional, se encontraba dispuesta a enfrentar el reto de competencia, que planteaba la consolidación del proceso de inserción de nuestro país, a la economía globalizada, en la medida, que se hiciera efectivo el período que permitiera eliminar sus principales rezagos, esto es, que se establecieran condiciones competitivas, con equidad y en igualdad de circunstancias, para recuperar gran parte de la solidez financiera y tecnológica perdida durante los últimos años, y que se eliminaran los vicios normativos de la ejecución de obra pública, que sólo hubieran podido resolverse con la ayuda gubernamental, y así continuar siendo una herramienta al servicio del desarrollo productivo y social del país. La actual Industria de la Construcción, es el resultado de una serie de etapas que se iniciaron a principios de la década de los cincuentas, al industrializarse el país. Como muchas otras industrias nacionales, la de la construcción, gozó de mercados reservados a mexicanos, que permitieron el desarrollo de tecnologías y empresas nacionales que hoy en día, son de proporción significativa. Sin embargo, la enorme sensibilidad que esta industria guarda con respecto al crecimiento económico del país, y a las políticas económicas del sector público, ha resultado en un rezago significativo, con respecto a sus contrapartes internacionales, durante las crisis económicas de las últimas dos décadas, ya que en este período, se aceleró el desarrollo tecnológico fuera de México en: ingeniería de diseño, métodos constructivos, aplicación de materiales, evolución de la maquinaria, y equipo de construcción especializados, mientras que estas actividades disminuyeron en nuestro país. En la actualidad, en la industria de la construcción, la falta de cabal entendimiento del valor del trabajo que se va a desarrollar, presenta problemas particulares, que difícilmente se encuentran en otro tipo de sectores, lo que aunado al hecho de que, ninguna otra industria tiene una proporción tan alta de su trabajo, y de sus gastos, determinados por el precio más bajo, provocan que el actual sistema con el que opera la industria, resulte un obstáculo difícil de vencer. La característica de este sistema es tal, que la construcción, puede representar un alto costo para el cliente y bajas utilidades o pérdidas para el constructor, que se ve obligado a realizar importantes esfuerzos adicionales, para obtener buenos resultados a pesar del sistema prevaleciente. En resumen, el entorno de la industria nacional se volvió más difícil y complejo, en cuanto a la competitividad y eficacia operativa de las empresas, de una estructura financiera con mayor nivel de capital y astringencia de crédito, con un incremento en el número y calidad de los competidores, y con una mayor especialización y mejor segmentación de los mercados. Todo esto, llevó a la industria a una descapitalización cuyas causas, entre otras, son las siguientes:
Preocupados por la situación por la que atraviesa nuestro sector, un grupo interdisciplinario, se abocó en la Cámara a plantear algunas propuestas que me voy a permitir expresar a usted, señor Presidente:
El Gobierno, como regulador y cliente, puede mostrar el camino, reformando las cosas que están en gran parte dentro de su propia esfera de actividades, sobre todo, lo que se refiere al criterio de asignación a la propuesta solvente más baja, participación de extranjeros, marco fiscal, anticipos y procedimientos de pago. Consideramos de mucha importancia el establecer una tregua para que a las empresas que adeuden impuestos, se les permita reestructurar éstos, a tasas y plazos adecuados, y seguir licitando para poder continuar laborando; y las que estén en orden, tengan estímulos para seguir cumpliendo con sus obligaciones. Requerimos que todos los contratos que padecen retrasos, que estén con problemas de sanciones, retenciones o en vía de rescisión, sean atendidos a la mayor brevedad, sin lesionar a las empresas constructoras. Creemos que el cliente es la única fuerza que podría acelerar la reforma, que con tanto afán, busca un gran número de empresas dentro de la industria. Grandes avances se lograron en la aprobación de la Ley de Obras Públicas promovida por usted, y que fue publicada el día 4 de enero de este año; y que entró en vigor el pasado 6 de marzo. Tenemos la oportunidad de contribuir a la elaboración del Reglamento respectivo de esta Ley, con las propuestas que estamos presentando a la Secretaría de la Contraloría y Desarrollo Administrativo. Por nuestra parte, desplegaremos una campaña intensa entre nuestros afiliados, tendiente a lograr consenso en torno a la meta de: "siempre excelencia", alrededor del principio de "mejor calidad, en el tiempo más corto, al precio más bajo", dedicándonos a mejorar el diario quehacer de la industria de la construcción, mediante su capacitación para emplear las mejores habilidades, promover el uso de la tecnología más avanzada y apoyar la construcción de mejores proyectos de calidad para sus propietarios. El compromiso de la CMIC se debe relacionar con tres principios de desarrollo y oportunidad para la industria: experiencia, integridad y responsabilidad. Intensificaremos los programas de actualización a los mandos directivos de las empresas afiliadas, en donde se les prepara, entre otras cosas, en lo siguiente: desarrollo empresarial, planeación, calidad y seguridad, nuevas tecnologías de diseño y construcción, y estrategias y procedimientos para la captación de inversión extranjera. La capacitación, es un elemento fundamental con el que los constructores nos hemos comprometido, desde hace varios años. Reforzaremos las gestiones que se han venido realizando para: eliminar el exceso de normatividad y regulación al que se encuentra sujeta la industria, y continuaremos promoviendo la creación de tercerías, que proporcionen una mayor equidad a las partes. Alentaremos la cooperación de empresas mexicanas con extranjeros, sean inversionistas, contratantes o contratistas, para obtener, gradualmente, una mayor presencia en el mercado exterior, y orientar a sus afiliados acerca de los concursos de obra pública en los países con los cuales tenemos tratados comerciales, en especial, de las características de las licitaciones y de los requisitos que deben cumplir los contratistas que presenten posturas. Promoveremos la especialización de las empresas afiliadas, con enfoque a la satisfacción del cliente. No obstante que el marco legal se ajuste a las necesidades actuales, y la recuperación de inversión doméstica se vaya dando, el punto crucial es, sin embargo, que la industria todavía tiene que alcanzar de manera rutinaria, normas de clase mundial en cuanto a costo, calidad y entrega oportuna, pues reconocemos que gran parte del futuro de la industria depende de la competencia exitosa, de acuerdo con las reglas de la competencia de clase mundial. Estas reglas se refieren cada vez más a la calidad y consistencia del desempeño de gente, sistemas y componentes. Es un hecho que la demanda refleja a la economía como un todo, pero la industria de la construcción es también un contribuyente independiente de la eficiencia y crecimiento de la economía, siempre y cuando, la rapidez y costo de la construcción permitan que más proyectos sean económicamente factibles. La calidad de la industria, su inversión en gente y en sistemas, es de importancia vital para la economía del país, así como para la calidad del ambiente construido, por lo que resulta urgente la necesidad de mejorar su competitividad y productividad. Señor Presidente: Los constructores mexicanos, hemos puesto nuestros mejores esfuerzos, y nos hemos caracterizado, por ser un gremio nacionalista, somos el sector que ha hecho realidad los grandes proyectos de infraestructura, que han sido el instrumento de ayuda para el desarrollo de nuestro país. Queremos seguir participando, estamos conscientes de la actual apertura y globalización en que estamos inmersos. Particularmente, a raíz de la firma del TLC de 1994, y a partir del presente año con el Acuerdo Comercial con la Unión Europea, suscrito el día de ayer en Portugal, nos coloca como el único país en el mundo en tener tratados de libre comercio con: Europa, América del Norte y Latinoamérica. Los beneficios para México de dichos tratados son innegables, y reconocemos los esfuerzos que ha hecho su actual administración al lograrse el Tratado con la Unión Europea, que significa entrar en relaciones comerciales con 15 países, con una población de más de 370 millones de consumidores para las exportaciones mexicanas. Los constructores mexicanos, queremos también, ser participes de estos beneficios, pero bajo las mismas condiciones de apoyo que los gobiernos de esos países otorgan a las compañías exportadoras de servicios de construcción. Iniciamos el siglo XXI bajo una nueva perspectiva, nuestro gremio es un gremio optimista y sabemos que el cambio de gobierno y la transición del año 2000 serán tranquilos y de continuidad económica, sin los cambios bruscos que se habían suscitado en los últimos años de gobiernos anteriores, que también, han afectado de manera especial a la industria de la construcción. Las políticas que su gobierno ha tomado al respecto en materia económica, serán, sin duda, la mejor manera de ingresar al siglo XXI para que cada mexicano entre en una nueva realidad, en el progreso y desarrollo, al que todos aspiramos.
Muchas Gracias. |
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