Mérida, Yuc., a 16 de marzo de 2001.

Transcripción del mensaje del Ingeniero Claudio X. González, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial, durante la Clausura del 23 Congreso Mexicano de la Industria de la Construcción.

Su programa dice que a mí me toca la clausura, pero les tengo que confesar que no puedo resistir la tentación, estando entre tantos amigos, para decirles unas palabras, antes de proceder a la formal clausura de esta su Convención, reconociendo que corro un gran riesgo, porque sólo yo, ya está entre ustedes y su cena y algunas copas que seguramente se tomarán hoy en la noche, para celebrar esta gran Convención que han tenido. Así es que espero que me aguanten unos cuantos minutos.

            Amigas y amigos empresarios; señores constructores; señor Víctor Cervera Pacheco, gobernador del estado de Yucatán; señor Eduardo Sojo, representante del señor Presidente de la República; señor Leandro López Arceo, presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción; ingeniero Héctor Rangel, presidente de la Asociación Mexicana de Bancos; señores miembros del presídium; amigos de los medios de comunicación:

            Con gran emoción asisto el día de hoy a la clausura de este importante evento para el sector de la construcción; sector vital para el desarrollo de nuestro país, generador de empleo y de crecimiento incluyente.

            Durante estos días –amigos constructores- este 23 Congreso Mexicano de la Industria de la Construcción ha servido de foro para el intercambio e ideas y propuestas entre los líderes y representantes de los diversos sectores que conforman a este importante gremio, que propiciarán la generación de estrategias orientadas a fomentar el crecimiento y desarrollo de la construcción en nuestro país.

            Aprovecho para felicitar a mi amigo, Pedro Strassburger, por su visión y liderazgo como presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción, patentes en la organización y objetivos de este importante Congreso, que llevó el lema de: “México en transición, la respuesta de la industria de la construcción”. Muchas felicidades, Pedro.

            Asimismo, aprovecho para felicitar a Leandro López, presidente entrante de la CMIC; mucha suerte, Leandro, y a trabajar duro por el sector y bienvenido, que estaremos trabajando juntos, por lo menos en el próximo año.

            Y es precisamente por la importancia de este auditorio que aprovecho esta oportunidad para exponer ante ustedes, como lo he hecho en otras ocasiones, los asuntos más importantes que conforman la agenda del sector privado mexicano.

            En el Consejo Coordinador Empresarial denominamos esta agenda “El decálogo del sector privado”, ya que dividimos en 10 puntos los asuntos de mayor trascendencia y urgencia que deben ser abordados a la brevedad, como son el Estado de Derecho, la estabilidad, la seguridad, la educación, la reforma hacendaria, la reforma eléctrica y el combate a la inflación, entre otros.

            Debido al tiempo de que dispongo y al perfil e este distinguido auditorio, durante mi intervención haré referencia sólo a los temas de agenda nacional que deberán ser abordados durante este año, para garantizar el crecimiento sano y sostenido de nuestra economía. Y en los que el sector empresarial tiene un gran involucramiento.

            El primero de ello se refiere a la reforma hacendaria, que ha sido pospuesta por más de 41 años en nuestro país y que no puede esperar más. A partir del conocimiento de la propuesta del Ejecutivo, en el Consejo Coordinador Empresarial estamos trabajando para que esta propuesta no se limite sólo a fortalecer los ingresos gubernamentales, objetivo sin duda indispensable e impostergable, sino para que además incluya medidas a favor de la ampliación de la base de contribuyentes; un decidido combate a la evasión y al contrabando; tasas al ingreso competivivas; promoción del ahorro, de la inversión y de la creación de empleos, en especial para las empresas de menor tamaño relativo, así como simplicidad y seguridad jurídica.

            Debemos apurar esta reforma, que incluirá compromisos y medidas con el menor o, incluso, nulo costo posible para la población de menos ingresos, a finde dejar atrás la vulnerabilidad de las finanzas públicas.

            Las crisis recurrentes, la fuerte dependencia de los ingresos petroleros y contar con los recursos suficientes para el financiamiento sano de programas sociales clave como el combate a la pobreza, la construcción de infraestructura, la elevación de la calidad en la educción y la seguridad en todas sus dimensiones.

            En segundo lugar, al sector privado mexicano le preocupa intensamente la aplicación del Estado de derecho en todo el territorio nacional y a todos los mexicanos. Esta es una condición sine qua non para alcanzar el desarrollo que nos merecemos y por el que tanto hemos luchado.

            El Estado de derecho y la seguridad en todas sus dimensiones, son fundamentales para consolidar los grandes logros que en materia económica y política hemos alcanzado con tanto sacrificio durante los últimos 15 años.

            En tercer lugar, el Consejo Coordinador Empresarial ve al año 2001 como clave para sacar cuanto antes, con el compromiso y el trabajo del Congreso de la Unión, las indispensables reformas estructurales que se deben efectuar, para elevar la eficiencia y competitividad del aparato productivo y del país, y acelerar sus tasas de crecimiento.

            Cito algunas de ellas, las más urgentes. Nos preocupa intensamente la problemática actual del sector energético. La dura experiencia reciente en California prueba una vez más la urgencia e actuar con oportunidad en la construcción de un marco institucional y regulatorio que asegure la oferta de electricidad y gas, a precios y calidad competitivos que, a corto plazo, necesitará el funcionamiento y la expansión de nuestro aparato productivo.

            Esta reforma, al igual que la hacendaria, no puede esperar más, ni ser rehén de intereses políticos u objeto de venganzas entre grupos, pues los nuevos proyectos energéticos son urgentes para no quedarnos sin luz; y éstos demandan mucho tiempo e inversión, antes de poder entrar en operación.

            Otra área que nos interesa mucho, es la reforma al marco legal que facilite la creación de esquemas novedosos, que permitan la participación de la inversión privada en el desarrollo de infraestructura básica, que evite que este sector se convierta en un cuello de botella para el crecimiento económico de nuestro país en el corto y mediano plazos, como ya se empieza a hacer presente en determinadas regiones de nuestro territorio nacional.

            México necesita de una infraestructura moderna y de calidad. Perversamente, las crisis sexenales que hemos sufrido y la industria de la construcción es de las que más ha sufrido en las crisis sexenales, han hecho que se pudieran estirar –perversamente- la infraestructura actual.

            Pero ahora, con los tratados de libre comercio, con la alta probabilidad de que alcancemos un crecimiento sano y sostenido, sin crisis, particularmente si logramos ingresos fiscales confiables y permanentes a través de la reforma hacendaria, que no sólo proveerá de recursos, sino que también tiene que tener el efecto de bajar los intereses y el costo de capital, entonces veremos una verdadera explosión de inversión en la infraestructura física del país, tanto pública como privada.

            Por eso también es muy importante la reforma fiscal; es fundamental para conseguir el México que todos queremos, incluyente, en crecimiento, con estabilidad y generando oportunidades de trabajo y de creación de más y mejores empresas.

            Adicionalmente nos preocupa la reforma para el fortalecimiento institucional y operativo de organismos de Seguridad Social claves como el Seguro Social y el Infonavit, cuya problemática y la falta de  respuestas serias, que den una solución de fondo a sus problemas, ha estado generando iniciativas muy peligrosas y contraproducentes, las cuales debemos frenar a toda costa, ya que ponen en grave peligro la viabilidad financiera e, inclusive, la supervivencia de estas instituciones, que son de todos los mexicanos.

            Permítanme ustedes abundar sobre la iniciativa del Infonavit, que pretende incrementar las cuotas patronales en un 100 por ciento, del cinco al 10 por ciento.

            Esta iniciativa que se encuentra hoy en comisiones para su estudio en el Senado de la República ha obtenido ya el absoluto rechazo de todos los organismos que conforman al CCE, y de los principales interesados como la propia CMIC y Provivac entre otros.

            De aprobarse una iniciativa de esta naturaleza, se  atentaría directamente contra la creación de empleos formales que tanto necesita nuestro país y, además, sería un gravamen adicional a los que vamos a tener entro de la reforma fiscal.

            Además, se enviaría una señal muy negativa al gobierno federal, al inyectar mayores recursos a un Instituto que no es capaz de cumplir con los objetivos que se plantean.

            Les invito a reflexionar: ¿es justo que nos incrementen las cuotas a las 888 mil empresas que pagamos al Infonavit, de un universo de más de tres millones, encareciendo uno de los principales factores de competitividad de nuestro país, que es su mano de obra? ¿Es justo que se nos quiera tasar más para darle más recursos al Infonavit, cuando tienes cuentas por cobrar de 44 mil millones de pesos?

            A todas luces podemos ver que esta iniciativa, que pretende beneficiar a algunos trabajadores, en realidad, perjudicaría a toda la fuerza laboral de nuestro país.

            En este sentido, les agradezco a ustedes y a sus representantes, su apoyo en los esfuerzos por detener este tipo de iniciativas que, debido a su falta de visión sobre su impacto integral, de ser aprobadas plantearían graves problemas a los empresarios y al desarrollo de México.

            Estas reformas a las que hice referencia requieren del esfuerzo y del compromiso de todos los mexicanos, recordando fielmente un concepto que he repetido en varias ocasiones, pero que a veces parecemos olvidarlo: México es primero; concepto que debemos de tener muy presente, sobre todo ahora, que entraremos en un periodo legislativo crucial para el futuro de nuestro país, en el que se tocarán  temas que afectarán a las futuras generaciones y en el que los fantasmas del populismo  la demagogia amenazan con estar presentes.

            Como pueden ver, amigas y amigos empresarios, el año 2001 nos presenta graves retos. Pero hoy, después de muchas décadas, contamos con la fuerza y con las condiciones suficientes para hacerles frente, siempre y cuando nos comprometamos incondicionalmente con nuestro país.

            Si logramos sacar las reformas a las que hice referencia: prepárense, porque en muy poco tiempo México será un país líder a nivel mundial. Pero si por una visión miope o debido a intereses personales o a sed de venganza absurda, dejamos pasar esta gran oportunidad. Nuestros hijos y sus hijos nos lo recriminarán por siempre, como lo hacemos hoy nosotros a quienes nos endeudaron y desestabilizaron a nuestro país por más de 25 años, en la búsqueda de salidas rápidas, populistas que se venden bien en el corto plazo, pero cuyos costos seguimos pagando todavía.

            No dejemos que esto vuelva a suceder.

Muchas gracias.