Entrevista con el
Este es el perfil de este mexicano, sin importar de dónde, que preside desde el mes de marzo y por dos años a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción. Más de dos décadas hacen referencia a la suma de experiencias como asesor, consejero, fundador, vicepresidente, director o presidente de distintas asociaciones, empresas e instituciones y también en algunas áreas de la CMIC. Líder de gremio y
empresario de larga carrera, siempre preocupado en comunión plena con los intereses
de Cámara--, en la capacitación constante de esos hombres de la construcción, y ahora,
juntos, pugnando por darle a la industria de la construcción en nuestro país nuevamente
esa característica perdida en sexenios
anteriores, de ser parámetro o medida y "motor estratégico en el desarrollo". ¿Qué planes inmediatos tiene como presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción? Lo primero será indicar en dónde está el sector de la construcción en estos momentos en el entorno económico del país. ¿Cuáles son las áreas donde la industria de la construcción tiene más problemas y hacia dónde vamos? Es decir, hacer una reorientación del enfoque de nuestra Cámara. En la actualidad, más de la mitad de lo que se construye en el país es obra privada; por ello, decidimos abrirnos con toda la infraestructura que la Cámara ha formado en sus casi 50 años de historia, para reorientar esto a nuestros clientes del sector público y privado. En este sentido tenemos una planeación estratégica que consideramos funcionará por lo menos para los próximos seis años. Además, tuvimos participaciones de gente que realizó la planeación estratégica con el gobierno y eso nos ayudó a percibir juntos el rumbo del país y reorientar nuestra función como Cámara. Resultado de dicha reunión es el énfasis que le vamos a dar al sector público. Asimismo, tenemos una área específica para el sector privado, en la que estamos en contacto con las asociaciones del país que tienen que ver con obra. Estamos fortaleciendo dos áreas importantes: sector vivienda y maquinaria, perforaciones de pozos, cimentaciones profundas, eso nos a servido para redituar nuestra cultura funcional y empezar a trabajar en esa dirección. Vemos, con la percepción que he-mos tenido junto con el secretario de estado, directores de paraestales, y el mismo presidente de la república, que la industria de la construcción sí será parte del desarrollo estratégico para el gobierno federal. Por ello, nos compete establecer con el sector público una nueva relación; práctica, cotidiana, efectiva, de acercamiento. Por ejemplo, en la ley de obra pública, había como una barrera antagónica entre constructor y la agencia contratante, queremos vernos no solo como contratistas sino como empresarios de la industria de la construcción y tratar a nuestros contratantes del sector público con una nueva perspectiva. De igual forma, ver al sector privado como empresarios, que estamos cotidianamente actualizándonos y capacitándonos, y que en la Cámara podemos ofrecerle obra de calidad.
¿La industria de la construcción en su conjunto refleja el desarrollo de un país? Sí, es el termómetro de la ingeniería de todos los países, precisamente un ministro de Francia me decía hace unos días: cuando la construcción cae, el país baja. Efectivamente, la construcción es el termómetro de la economía nacional. Aquí, industria, déficit, infraestructura, los hemos basado en un parámetro, no solamente cualitativo sino cuantitativo. Sin embargo, dentro de los ocho puntos que insiden en la competitividad de un país, el nivel de infraestructura es básico. Así, México, de 60 países ocupa el lugar 54 en lanzamiento de infraestructura; y el lugar 39 en calidad de infraestructura. Si queremos un país competitivo debemos hacer mejor infraestructura, para ello tenemos que invertir en todos los sectores más de 32,000 millones de dólares anuales: sector energía, carretero, telecomunicaciones, aeropuertos, puertos, vivienda, alcantarillado, agua Por ejemplo, tenemos un déficit de agua: el 13% de la población en México actualmente no tiene agua, el 23% no tiene drenaje, y así un país no puede competir; debe tener la infraestructura adecuada que le permita no solo mantenerla si no crecer. Nuestro problema son recursos económicos, precisamente porque somos un país con pocos recursos y muchas carencias y necesidades deberíamos hacer la cosas bien, de manera oportuna y una sola vez. En ese sentido quiero destacar que hemos puesto a funcionar todas las consideraciones en nuestras reuniones, para que el cliente del sector público realice su parte lo más rápido posible y el gobierno aliente, con reformas estructurales de fondo, la inversión privada, que es nuestro otro cliente, y así tener la infraestructura deseada. En este marco, el sector vivienda es importante, ya que se pretende a fin de sexenio haber construido entre 700 y 750 mil casas, quiere decir que produciremos entre 80 y 85 cada hora. Se dice fácil, pero es necesario incorporar cada año 12 o 13 mil hectáreas de suelo para esa área conurbana, de igual forma tenemos que reducir la tramitología de 12 a 3 meses. Tenemos muchas cosas por hacer. Todos estamos de acuerdo en que debemos reestructurar en ese sentido, que México requiere gran infraestructura y de una industria de la construcción fuerte y capitalizada, con empresas de calidad, que han construido este país, empresas afiliadas a nuestra Cámara. Calidad, para llegar a ella es necesario la constante capacitación; la cmic lleva ofreciendo este servicio en más de 50 millones de horas, se dice fácil pero es todo un reto. Así es, 50 millones de horas en 23 años, son 6,000 horas al día, igual se dice fácil pero no solo es la cantidad, sino la calidad con que la Cámara ha ido creciendo en ofrecer esa capacitación a todo el país. La misma Cámara, además del Instituto de capacitación, ICIC, tiene dos organizaciones no menos importantes: el ITC, que es la universidad de la industria de la construcción, en donde se generan egresados con licenciaturas, enfocados a lo que es construcción; y la Fundación de la Industria de la Construcción, que nos permite innovaciones de manera tecnológica, para que la industria tenga procesos modernos con tencnología de punta. La Cámara, en estos casi 50 años de vida, ha hecho su tarea enfrentando todos los problemas que pudiera haber y ha contribuido de manera importante al desarrollo del país en el sector de la construcción. ¿Cuál es la apreciación de la Cámara frente al tema del sector eléctrico? Hay que llevar a cabo reformas estructurales, una es la reforma energética, la cual tiene que contemplar hacerse de recursos. Anualmente se está invirtiendo, por parte del sector público, apenas la mitad de lo que se requiere, se necesitan recursos y para ello tiene que configurarse una reforma que jurídicamente permita tener recursos con mayor inversión para generar los megawats que exige el país. Construir en 10 años 30,000 megawats, por año, representa más o menos la tercera parte de la oferta que tiene el país, y generarlos únicamente con recursos públicos es difícil, si podemos lograr eso vamos a avanzar. Las empresas constructoras de la Cámara ¿cómo han resentido en la actualidad el TLC? En sentido negativo, el TLC ha servido simplemente para formalizar la globalización que se vive. Sin embargo, cuando uno quiere trabajar en otro país existen ciertas reglas que debieran observarse y tomar en cuenta en México. Por ejemplo, han venido en los últimos años empresas que si bien no han aportado tecnológicamente nada nuevo, si han llegado porque tienen la posibilidad, primero, de que se les ha abierto la puerta, segundo, porque han traído números fiscales de sus países y financiamiento barato. En cambio, nosotros, las empresas mexicanas, no hemos tenido, por lo menos en el último sexenio, acceso al financiamiento para las empresas de la construcción. Se ha hablado de un rescate bancario, y se ha hecho, pero no se ha hablado de un rescate de la industria de la construcción, y lo digo como un activo importante que México ha perdido en los últimos cinco o seis años, y en los que se han vendido casi 500 millones de dólares en maquinaria que tenía la industria de la construcción mexicana, se han hecho casi 30 subastas cada dos meses, donde la maquinaria se ha devuelto al arrendador y otra vendido muy barata al mercado de Latinoamérica; no solo está perdiendo la industria de la construcción activos, sino también México. El país necesita una industria de la construcción fuerte y capitalizada, que la apoyen no de manera paternalista, pero sí con un gobierno que simplifique y promueva la industria. ¿Qué podemos esperar de la Cámara con su gestión, los constructores, las empresas afiliadas? Dos cosas, una de forma y otra de fondo; la de forma es que nuestra Cámara está participando con el país en un proceso de transición que es un camino que hay que recorrer, y al final del camino lo importante es que esa transición la canalicemos y sea positiva; y de fondo, decirles que estamos planteando las necesidades de la industria como son financiamiento, una nueva relación con nuestro cliente, el sector público, en la que se contemple pagos y prácticas con transparencia, pagos oportunos, programas multianuales, así como un apertura amplia; además de un presencia más robusta en el sector privado con el fin de reiterarles que las empresa de nuestra Cámara son con calidad, solvencia moral y profesional. Si podemos hacer eso, estamos dando cambios de fondo y señales buenas para lo que viene en los próximos años en la industria de la construcción. ¿Algún comentario adicional? Que hemos establecido con el nuevo gobierno de la república una relación que será objetiva y de la cual esperamos tener una capacidad de respuesta oportuna, ya que la industria de la construcción necesita, hoy mismo, se le tome como pilar de desarrollo.
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