León, Gto., 2 de marzo de 2005.

Discurso del Ing. Netzahualcóyotl Salvatierra López, Presidente Entrante de la CMIC, durante la cena de inauguración del XXV Congreso Mexicano de la Industria de la Construcción.

Ciudadano licenciado, Vicente Fox Quesada, Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos; doña Marta Sahagún de Fox; licenciado Juan Carlos Romero Hicks, gobernador constitucional del Estado de Guanajuato; señores legisladores que nos acompañan; funcionarios federales, estatales y municipales; representantes de los organismos empresariales; distinguidos expresidentes de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción; colegas constructores; representantes de los medios; amigos todos.

Una de las preocupaciones que ha acompañado a la humanidad en su evolución, y que incluso debe considerarse como un aspecto capaz de de definir al hombre como tal, es la búsqueda constante por mejorar su calidad de vida.

Esta preocupación se refleja en cada familia, por una parte, en la búsqueda cotidiana del progreso en la demanda de mejores bienes y servicios de salud, agua, vivienda, energía, comunicaciones y educación.

Y por la otra, en la garantía de seguridad para sus bienes y sus personas. Para lo primero, es necesario construir la infraestructura básica y social que genere satisfacción y bienestar.

En cambio, para lo segundo, se lograrían grandes avances, tan sólo con acuerdos políticos y consenso social.

Adicionalmente tenemos que considerar que nuestro país, como el resto del mundo, está inmerso en un proceso de interdependencia económica, política y cultural, que ha transformado las transacciones de bienes, servicios y capitales, entre países.

Resultado, entre otros factores, del avance tecnológico, el cual permite reducir extraordinariamente el tiempo y la distancia entre comunidades y personas, de tal forma que el mundo funciona cada vez más como una unidad cooperativa. Es decir, como un mercado globalizado.

Esto nos obliga a ser un país más competitivo, a tener empresas con capacidad técnica y financiera, que conformen una industria nacional, fuerte y comprometida; y un Gobierno que impulse el desarrollo y un marco jurídico y regulatorio que garantice la seguridad.

De acuerdo al Foro Económico Mundial y a otros organismos económicos internacionales, uno de los factores determinantes de la competitividad de los países, es la infraestructura.

Evidentemente su construcción nos atañe a los industriales del sector, pero esto implica una gran responsabilidad social, pues para su realización debemos de considerar el cuidado del medio ambiente, el respeto a nuestros valores culturales y la preservación de nuestro patrimonio histórico, por lo que cualquier acción, en este sentido, deberá ser privada por el valor real que agregue a la sociedad en la construcción de una mejor calidad de vida.

Por lo que se refiere a los beneficios económicos que genera la industria de la construcción, resultan tan contundentes que sólo mencionaré algunos ejemplos:

Uno de cada 12 empleos los producimos de manera directa, participando con cuatro millones del total de la planta laboral, y generarlos nos cuesta solamente el 18 por ciento de lo que le cuesta al sector manufacturero; 54 de cada 100 pesos, se utilizan en la compra de servicios y materiales de origen nacional, incidiendo en 37 de las 73 actividades en que se divide la economía del país.

Como resultado de ello, la variación anual del PIB de la construcción durante el año 2004, fue la más dinámica del sector industrial, presentando como ya lo decía Jorge, un crecimiento del 5.3 por ciento.

Éste se debe, sin duda, a la estabilidad económica, lo cual es un importante logro de su Administración, señor Presidente.

No obstante, los rezagos rebasan la capacidad institucional y los esfuerzos, hasta ahora realizados, pues  aunque se han construido importantes obras de infraestructura falta mucho por hacer.

Por ejemplo; por el 57 por ciento de la población que no es derechohabiente de institución de salud alguna, por los casi 11 millones de habitantes que no cuentan con agua entubada, por los 23 millones de habitantes que no cuentan con servicios de drenaje, por el 68 por ciento de la población ocupada, cuyo ingreso no le permite accesar a una vivienda digna, por el 80 por ciento de los jóvenes de entre 19 y 23 años que no son atendidos por el Sistema de Educación Superior.

Con los altos y crecientes costos de energía, tanto en su consumo doméstico como industrial, con el sobrecosto que implica el movimiento de personas y mercancías, debido a las actuales condiciones de la red de Comunicaciones y Transportes.

La atención a estos rezagos requiere de la participación conjunta de Gobierno y sociedad, por lo que también reconocemos, señor Presidente, su respuesta al planteamiento de la Cámara de la Construcción para la instalación del Consejo Nacional de Infraestructura.

Organismo en donde se propone, se analiza y consensan las acciones para impulsar la construcción y el financiamiento de la infraestructura que la sociedad demanda.

La experiencia de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, a lo largo de 52 años de participar en la vida nacional, nos hace asumir con plena responsabilidad y compromiso el mandato de la Ley de Cámaras, siendo órgano de consulta y colaboración para el Estado, lo cual hacemos con absoluta convicción más allá de la obligación que nos impone la ley.

Por lo que ponemos a disposición del Gobierno y sociedad, las instituciones que le dan sustento y servicio a nuestros afiliados.

El Instituto de Capacitación de la Industria de la Construcción, en el que cada año producimos dos millones de horas-hombre capacitación con nuestros obreros.

El Instituto Tecnológico de la Construcción, en el cual se forman los profesionistas a nivel licenciatura y postgrado en las áreas técnico-administrativas de la industria.

Y la fundación de la Industria de la Construcción, institución dedicada a la investigación y el desarrollo tecnológico, todas ellas claramente enfocadas al desarrollo humano.

La creación y fortaleza de la Cámara y sus instituciones, así como la unidad de sus agremiados, son el resultado de un trabajo continuado por quienes la fundaron y la han presidido.

 Por lo que aprovecho la ocasión para hacer un público reconocimiento a todos los expresidentes y, en particular, a los que aquí nos honran con su presencia.

Mi especial reconocimiento a la labor desempeñada por el ingeniero Jorge Videgaray Verdad, quien con base a su enorme capacidad de trabajo y la firmeza de sus convicciones supo conducir con liderazgo y unidad el destino de nuestra Cámara durante los dos años de su gestión.

Recibe Jorge mi respeto y gratitud.

Mantener el liderazgo de una institución fundada en 1948 no es una tarea fácil, pero sería imposible realizarla si no contara yo con el respaldo y el apoyo incondicional de mi familia, de mi madre, de mi padre en donde quiera que esté, de mis hermanos, de mis hijas y de mi hijo, de Doménica, de Estíbalis, de Ana Laura, de Luis Enrique, de la pequeña Renata y, por supuesto, de Gabriela, mi compañera a quien le brindo todo mi amor y gratitud.

Ellos con su solidaridad, con su consejo, con su crítica me inspiran y comprometen a empeñar públicamente mi palabra de actuar siempre congruente con mis principios y valores haciendo el mayor esfuerzo en beneficio de la industria de la construcción.

Estoy seguro de que los constructores afiliados a esta Cámara comparten conmigo la importancia de estos principios y valores, por lo que estamos dispuestos a regir el desempeño de nuestra actividad profesional bajo un estricto código de ética, siendo congruentes con ello al aplicarnos lo mismo que le exigimos al Gobierno, combatiendo frontalmente la corrupción e impulsado la transparencia en las actuaciones del sector privado y público.

Señor Presidente:

El reto de la industria de la construcción, hoy en día, es tener la capacidad de transformar nuestras carencias de infraestructura en un área de oportunidad, que nos permita hacer de la industria de la construcción el motor de la economía, propiciando con ello el crecimiento económico y el desarrollo social que el país necesita y que nos permitirá insertarnos competitivamente en la economía mundial.

Para ello, para lograrlo proponemos que se logren consensos en los temas estratégicos para el desarrollo nacional, que se respete estrictamente el Estado de Derecho, que se transparenten los procesos de adjudicación de la obra pública en los tres niveles de Gobierno, que se combata con firmeza a la corrupción, que se canalice la inversión de infraestructuras priorizando y atendiendo las necesidades del desarrollo regional, que se genere un marco regulatorio que fomente la inversión, que se estimule la inversión privada en obra pública, que la construcción de infraestructura se realice preferentemente por constructores nacionales, que la Banca de Desarrollo fortalezca la participación de la planta productiva nacional, que la Banca Comercial se comprometa a participar en el desarrollo del país, que se creen estímulos fiscales, que se simplifiquen los procedimientos administrativos, que se fortalezca la participación de las pequeñas y medianas industrias, que se propicie la participación de la sociedad civil en los procesos de adjudicación de obra pública, que se propicie la competitividad de las empresas.

El fortalecimiento del régimen democrático hace que el momento político que se vive actualmente constituya una valiosa oportunidad para la sociedad civil organizada, pues, como nunca, ahora se vive en el una competencia entre los diversos partidos políticos.

Es el momento de que las organizaciones representativas de los diversos sectores de la sociedad expresen sus puntos de vista sobre los grande temas nacionales de modo que los candidatos y sus partidos tomen posición y se compromentan con estos planteamientos, o en su caso planteen alternativas de solución de forma tal, que los electores tengamos un panorama claro de las diversas ofertas políticas y de esta manera la conformación de los poderes del Gobierno reflejara la decisión de la ciudadanía otorgando su confianza a quien mejor represente sus intereses.

Estamos seguros, señor Presidente, que en los dos años que restan de su Administración le dará todo el apoyo al sector para conjuntamente lograr las metas de crecimiento que se ha propuesto.

Cuente, señor Presidente, con que los industriales de la construcción habremos de expresar abiertamente lo que consideramos contribuye al crecimiento y desarrollo del país, y que nuestra participación en la vida económica, política y social de la Nación se hará cada vez más intensa, pero al mismo tiempo con objetividad, proactividad y con una gran responsabilidad social, puesto que nuestro único compromiso es con el desarrollo nacional y la industria de la construcción.

Señor Presidente; colegas constructores, no hay tiempo que perder, pongamos manos a la obra para mejorar la calidad de vida de los mexicanos.