Los Pinos, Mayo 12 de 2005.

Transcripci�n del mensaje de la se�ora Marta de Fox durante el evento “Participaci�n de la Mujer en la Industria de la Construcci�n”, evento celebrado en el sal�n Manuel Avila Camacho de la Residencia Oficial de Los Pinos.

Muy buenas tardes.

Martaa.JPG (18437 bytes)Feliz de recibirlas aqu�, feliz de poder compartir esta comida con ustedes. Feliz de poderlas escuchar, de podernos reunir por primera vez, as� como grupo.

Presidente Netzahualc�yotl, le agradezco much�simo, much�simo esta oportunidad que nos das de podernos reunir las mujeres.

Feliz, feliz de verdad de poderlas conocer y de que a partir de hoy podamos establecer una relaci�n estrecha, cordial, sincera, honesta, a favor del trabajo que cada una de ustedes desarrolla.

Y a favor del trabajo que cada una de nosotras -de manera individual pero que suma a favor de todos- lo hagamos con mayor entrega, con mayor fortaleza, con mayor entusiasmo, porque el trabajo que hacemos las mujeres es un trabajo que vale la pena.

Porque es bueno para todos que las mujeres nos involucremos en la vida cultural, en la vida social, en la vida pol�tica, en la vida econ�mica; es bueno para la sociedad entera.

Y sin lugar a dudas, amigas, ustedes que est�n aqu�, sabr�n por experiencia propia, por vivencias, que a veces ser mujer resulta dif�cil.

Ser mujer tiene un grado de complejidad dif�cil a veces de explicar, porque lo que logramos las mujeres lo logramos por nosotras mismas.

Por esfuerzo personal, por capacitaci�n personal, por ir cada momento de nuestra vida superando retos, unos v�lidos otros no tanto, pero que los superamos simplemente porque somos mujeres de convicci�n, de compromiso, de trabajo, de pasi�n, de amor.

As� como resulta a veces complejo ser mujer, resulta tambi�n maravilloso ser mujer.

Resulta maravilloso ser mujer porque por naturaleza propia, no es por tradici�n sino es por naturaleza propia, tenemos en nuestras manos, en nuestra capacidad f�sica, en nuestra capacidad emocional, la gran oportunidad de ser creadoras, de ser creativas, de ser donantes.

Estamos hechas para dar vida, estamos hechas para entregarnos, estamos hechas para construir cosas buenas, estamos hechas para cambiar.

Lo �nico que tenemos que hacer es permit�rnoslo, permitirnos a nostras mismas ser para lo que estamos hechas.

Estamos hechas para el amor, sin duda; estamos hechas para el trabajo, tambi�n.

Estamos hechas para aguantar, sin duda que tambi�n; pero estamos hechas tambi�n para el �xito.

Y si es complejo ser mujer, es mucho m�s complejo ser una mujer exitosa.

Y ah�, amigas, ustedes que han tenido �xito, tenemos que dar ejemplo.

Y cuando �xito se tiene mayor responsabilidad, porque nos convertimos en l�deres y porque nos convertimos en modelo a seguir.

As� es de que ese �xito para lo �nico que a nosotras nos debe de servir, es para asumir una responsabilidad mayor de actuar con mayor honestidad, con mayor rectitud, con mayor convicci�n pero sin tregua.
Y tambi�n nos debe de servir para aprender de ese �xito la humildad y la generosidad.

La humildad y la generosidad sobre todo de las mujeres para con las mujeres, por el bien de nuestro propio g�nero.

Porque si bien el �xito no se perdona, mucho menos ser perdona en una mujer exitosa.

Y mucho menos lo perdona otra mujer.

Y ah� es donde ya no podemos seguir fallando. El �xito de una mujer se tiene que reconocer y aprender del mismo sobre todo por las otras mujeres.

Porque solamente en nuestras manos est� hacia d�nde queremos ir, c�mo queremos vivir y qu� tanto queremos lograr.

Y ah�, mujeres, amigas, tenemos una gran tarea: qu� queremos lograr para nosotras mismas, qu� queremos lograr para nuestra familia, qu� queremos lograr para nuestra comunidad y qu� queremos lograr para nuestro pa�s.

Qu� tan generosas y humildes queremos, queremos ser. Qu� tanto queremos aprender de otra mujer, qu� tanto estamos dispuestas a arriesgar y qu� tanto estamos, sobre todo, dispuestas a dar.

Tenemos una gran tarea, como mujeres tenemos una hermos�sima tarea.

Lo que nosotras como mujeres no podamos cambiar en el camino de la armon�a, de la paz, de la tranquilidad, de la conciliaci�n, de la tolerancia, de la generosidad y de la humildad; nadie, absolutamente nadie ser� capaz de cambiarlo.

Y lo que nosotras dejemos de hacer quedar� sin hacer por siempre.

Porque es relativamente verdad que nadie somos indispensables.

Quiz� no lo seamos, pero s� seamos todas necesarias, y estamos aqu� y ahora porque tenemos una misi�n que cumplir.

Y estamos aqu� y ahora, en el lugar que nosotras hemos elegido, porque ah� nos corresponde estar.

Y llegamos a la meta, o llegamos a una meta y a una cima, y se nos abre un panorama mayor.

Nosotras las mujeres debemos de tener la visi�n para entender qu� m�s sigue, para asumir una responsabilidad mayor.

Y para entender que el mundo, la armon�a del mundo, depende de la capacidad que tengamos las mujeres de tomarnos de los hombres, al igual que nosotras, para crear un mundo mucho m�s equitativo y con un equilibrio mucho mayor.

As� es de que, yo s� que compartimos estos pensamientos.

Yo s� que compartimos estos pensamientos, pero ojal� que compartamos, todas, esta obligaci�n y este reto que el mundo de hoy nos impone a las mujeres, que lo tenemos que asumir de manera muy orgullosa, con mucho compromiso y con mucha convicci�n.

Gaby gracias por estas palabras, gracias tambi�n por manifestar el compromiso que tienen como grupo, como asociaci�n.

Hemos trabajado juntos, hemos trabajado juntos sobre todo en un tema muy importante: prevenci�n de adicciones.

Ah� se firm� un convenio que seguramente lo seguiremos trabajando, porque todas tenemos hijos, todas tenemos familia, y sabemos el dolor que causa cuando alguien querido cae en un problema de esta naturaleza.

Y tenemos Gu�a de Padres, tenemos Gu�a de Padres que hemos impulsado tambi�n como grupo, para ayudarnos a comunicarnos mucho mejor, y de manera m�s adecuada con nuestros hijos, para poder tener una convivencia mucho m�s sana.

As� es de que, Gaby, de verdad qu� bueno que t� y Netzahualc�yotl pudieron reunir este grupo de mujeres, permitirme aqu� sentirme feliz, compartir este deseo ferviente de seguir trabajando por el bien de los otros

Agradezco, pues, en todo lo que vale su presencia. Para m� y para el Presidente de M�xico, para el Presidente Fox –quien les env�a un saludo lleno de afecto—consideramos de un gran valor su visita, sobre todo en estos momentos en los que el pa�s est� inmerso en periodos fundamentales para la transici�n.

La Naci�n hoy nos convoca a todos los sectores de la sociedad para que mantengamos la visi�n en nuestro futuro a partir de la unidad, de la unidad de los diversos en torno a los temas fundamentales de nuestra agenda nacional.

La unidad no surge de la nada, mucho menos del desinter�s o de la apat�a. La unidad se construye como las grandes obras, d�a a d�a.

Ustedes que conocen como nadie lo que significa construir, sabr�n la gran responsabilidad que tiene el gobierno encabezado por el Presidente Vicente Fox para consolidar los cambios que, desde hace tiempo, quer�amos las mexicanas y los mexicanos para nuestro pa�s.

M�xico est� en una etapa tan intensa como novedosa. El amplio marco de libertades ha permitido que las diferencias, las opiniones, las expresiones y las acciones pol�ticas se manifiesten con una fuerza inusitada.

Afortunadamente, todo cambia en el pa�s, todo cambia en el pa�s.

No pod�a ser de otra manera. Sobre todo cuando nos decidimos por estar a la altura de los retos impuestos por el mundo globalizado en que nos toc� vivir.

Cambiamos, sin duda, en nuestro interior, cambian nuestras familias, cambian nuestras comunidades, cambian las empresas, cambian los medios de comunicaci�n, cambian las artes, cambia la cultura.

Una energ�a asombrosa se ha convertido en detonadora de m�ltiples reacciones que afanosamente nos llevan a encontrar nuestra nueva identidad.

Buscamos una nueva identidad para saber qui�nes somos, qu� debe permanecer y qu� debe de cambiar, c�mo queremos ser y qu� queremos para nuestro futuro.

En este proceso las mujeres hemos desempe�ado un rol fundamental.

Lo hemos hecho en nuestros hogares, en nuestros trabajos, en nuestras actividades privadas, sociales y pol�ticas.

Lo he dicho y hoy lo reitero: al movimiento pac�fico y positivo de las mujeres, ya nada ni nadie lo detiene.

Con la fuerza que nos ha dado la defensa de nuestros derechos, pero sobre todo con la fuerza de nuestro compromiso y de nuestras convicciones, estamos desplazando el pasado injusto y desigual en el que vivimos por siglos y siglos.

Las transformaciones ya se perciben en muchos �mbitos de nuestra vida cotidiana. La lucha no ha sido f�cil. Y no lo ha sido porque las resistencias y obst�culos se mantienen por una cultura que a�n no termina por comprender que la equidad trae beneficios para todos por igual.

Muy queridas amigas muy estimado Netza:

Construir la equidad entre hombres y mujeres desde luego que se puede, la formula es la misma y ya la estamos aplicando.

Construir el futuro promisorio que queremos para M�xico es uno de los mayores retos que tenemos las mexicanas y los mexicanos para el siglo veintiuno.

�Claro, por supuesto que podemos!

La f�rmula es la misma que ustedes ya han experimentado. Las mujeres le hemos dado un giro a la historia de la humanidad.

Con el mismo vigor, seguiremos aparejando y equilibrando las brechas de desigualdad e injusticia que a�n se aferran a nuestro presente.

Qui�n se hubiera imaginado hace tiempo a una mujer alba�il, a una mujer plomera, a una mujer electricista, a una mujer soldadora, a una mujer ingeniera o a una mujer arquitecta.

Hoy todas estas mujeres conforman nuestro pa�s y lo hacen con dignidad y lo hacen con excelencia.

Todas estamos convencidas de que hombres y mujeres valemos lo mismo, podemos hacer lo mismo, tenemos derecho a las mismas oportunidades.

Con su ejemplo, est�n demostrando a la Naci�n entera que el camino de la equidad no s�lo es necesario. Es deseable. Es factible. Es posible.

Hoy aqu� recibo de varios planteamientos que ustedes me han hecho llegar, me agrada conocer sus opiniones, pero sobre todo quiero que sepan que me sumo con alegr�a al compromiso renovado de seguir adelante en esta lucha a favor de la equidad y de la justicia.

Ustedes lo saben, y lo saben muy bien, que la sociedad entera saldr� ganando.

Ojal� que disfruten esta comida

Ojal� que permanezcamos juntas.

Y ojal� que llevemos con mucho orgullo, siempre, nuestra condici�n de mujer. De mujeres exitosas es bueno para todas, para la Naci�n entera.

Es bueno que haya mujeres como las que hoy aqu� est�n reunidas.

Es bueno que haya mujeres con pasi�n, con entrega. Luchando por su dignidad. Luchando por sus derechos.

Es bueno que nosotras estemos dispuestas a crear armon�a y equilibrio porque los hombres solos no lo han creado.

Dios las bendiga.