Tener instalaciones suficientes, seguras y sostenibles permite al personal directivo y docente de las escuelas abrir las puertas a la innovación educativa, al incorporar tecnologías que potencian las capacidades de enseñanza. Sin embargo, para lograrlo en todo el país, primero es necesario reducir las brechas del rezago y la pobreza: construir y equipar escuelas, además de garantizar su mantenimiento, rehabilitación y modernización.
Los recursos que los países asignan a la Infraestructura Física Educativa son cruciales para el desarrollo de los aprendizajes y las capacidades de los estudiantes. De acuerdo con información del IMCO, para este 2023 se asignó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) un presupuesto de 1,390 millones de pesos para la compra de mobiliario, equipos de cómputo, obras de infraestructura y mantenimiento de las instalaciones escolares.
Sin embargo, pese a los recursos que se destinan a estos rubros, en nuestro país existe una gran cantidad de escuelas que no cuentan con la infraestructura básica, como mobiliario en buenas condiciones, techos o paredes de materiales resistentes, baños, agua, servicio de drenaje o instalaciones seguras. Debido a ello, millones de estudiantes carecen de las condiciones necesarias para que las herramientas de aprendizaje puedan transformarse en los conocimientos que garantizarán su bienestar futuro.
El Programa Institucional 2021-2024 del Instituto Nacional de la Infraestructura Física
Educativa (Inifed), indica que, según datos de la SEP, de las más de 220,000 escuelas públicas que hay en México, el 51% tiene por lo menos 30 años de antigüedad. Debido a ello, sus instalaciones necesitan reparaciones, reforzamiento estructural e impermeabilizaciones, entre otras mejoras, además de equipamiento y conectividad a internet, para funcionar de la manera óptima.
Según el documento, 28.3% de las escuelas primarias y secundarias no tienen servicio de agua potable y el 13.3% funcionan sin electricidad, además de que solo 23.1% tienen infraestructura inclusiva para personas con discapacidad. En el caso de las escuelas de educación media superior, se reporta que el 25.2% no tiene agua potable, el 31.2% no cuenta con computadoras y 49.7% no tiene conexión a internet.
Una escuela con todos los insumos y servicios necesarios "influye positivamente en la motivación de los estudiantes, incrementa su sensación de seguridad y los niveles de asistencia, lo que repercute en la mejora de los procesos de enseñanza-aprendizaje", destaca el programa del Inifed. Tener una infraestructura educativa sólida y eficiente en México significa construir y mantener escuelas que proporcionen a los alumnos un entorno seguro y las herramientas necesarias para alcanzar sus objetivos educativos y profesionales.
No basta solo con repensar la educación en materia de habilidades, con escuelas creativas y nuevas metodologías que ayuden a propiciar una educación personalizada: el futuro de la educación también está en la infraestructura. Mejorar las condiciones en que hoy estudian nuestros niños es clave para impulsar a las nuevas generaciones, si tienen un lugar apropiado y seguro para asistir a la escuela tendrán las puertas abiertas hacia un futuro mejor.