
La política de rescate de Pemex y CFE que está aplicando el gobierno lopezobradorista no está logrando que la gasolina se venda en 10 pesos, ni que aumente la producción, ni la refinación.
En ambas empresas, los números rojos predominan en sus estados de resultados.
Pemex y la Comisión Federal de Electricidad están consideradas como las palancas del desarrollo nacional por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Bajo esa perspectiva, la política energética se ha enfocado en fortalecer a las dos empresas de energía del Estado mexicano.
Y para lograrlo se tomaron dos decisiones: 1.- detener de tajo la reforma energética del gobierno previo, que permitía la participación de las inversiones extranjeras extranjeras y nacionales en distintos rubros y, 2.- Inyectar cuantiosos recursos, particularmente a Pemex.
A casi cuatro años de iniciado el actual gobierno, en términos financieros, Pemex y CFE, ¿están ganando o están perdiendo?
Podría esperarse que están registrando números superavitarios, con las ventajas que les está concediendo el gobierno, al quitarles de encima la competencia de los inversionistas extranjeros y locales.
Además, de recibir, en el caso de Pemex importantes inyecciones de capital y considerables reducciones fiscales.
Sin embargo, lo cierto es que, por el contrario, están registrando tremendas pérdidas.
Pemex y CFE, de acuerdo con sus propios reportes financieros perdieron al tercer trimestre del año en curso, 102.7 mil millones de pesos.
Las empresas estatales explican las pérdidas en función de la depreciación del peso frente al dólar, costos de venta y operativos entre otras causas.
Pemex registró una pérdida neta por 52 mil 33 millones de pesos, que representa una caída del 32.68% menor a la registrada en el mismo periodo de 2021, cuando la pérdida fue de 77 mil 244 millones de pesos.
La Comisión Federal de Electricidad reportó pérdidas netas por 50 mil 671.2 millones de pesos en el tercer trimestre, lo que significa un aumento de 243% respecto al mismo periodo de 2021, cuando la merma fue de 14 mil 80.6 millones.
Son pérdidas muy significativas.
Hay que recordar que en el caso de los hidrocarburos, se detuvieron las rondas petroleras mediante las cuales se inició la apertura de la exploración y explotación del petróleo con inversiones foráneas y locales privadas.
Y en el de la industria eléctrica se suspendieron las subastas de energía eléctrica de largo plazo.
Adicionalmente, en ambos sectores: petróleo y electricidad, se han tomado una gran cantidad de decisiones administrativas para acotar o cancelar la participación privada.
El gobierno lopezobradorista, en contraposición a la apertura que inició su antecesor, ha hecho todo lo que está en sus manos para aplicar de facto una contra reforma energética.
De hecho esa política energética es justamente la que provocó que los gobiernos de Estados Unidos y Canadá soliciten consultas al gobierno mexicano.
Las pérdidas de Pemex y CFE son muy cuantiosas.
Todo indica que la apuesta gubernamental por cambiar de rumbo en la política energética, no está resultando viable en términos económicos.
En el gobierno previo, el principal argumento para iniciar la apertura de la energía, en hidrocarburos y electricidad, a la inversión privada nacional e internacional, fue precisamente que se requieren volúmenes importantes de capitales.
El gobierno mexicano y el Congreso lo avalaron en su momento.Se reconoció que el presupuesto era insuficiente para las intensas necesidades de capital de esa industria.
Sin embargo, con el cambio de gobierno, cambió la perspectiva.
En su más reciente análisis, BBVA advierte que, alcanzar la nueva meta de producción petrolera de 1,800 millones de barriles diarios, para este año parece poco probable.
Y anticipa que en los próximos años se requerirán mayores montos de inversión en exploración y producción para incrementar significativamente la plataforma de producción petrolera.
El actual gobierno está convencido de que puede desarrollar la industria de la energía con recursos gubernamentales.
Los resultados, obtenidos hasta hoy en Pemex y CFE, no parecen confirmarlo y en cambio están generando un enorme compromiso para las finanzas públicas.
Al tiempo.