
Si el ritmo total de crecimiento se mantuviera, al cierre del sexenio México habría sumado 19,500 MW de energía limpia. Esto no sólo sería un récord histórico para nuestro país. También implicaría que habríamos superado una ambiciosa meta que hace tres años reconocíamos como fundamental para cumplir nuestros compromisos ambientales, nacionales e internacionales: sumar más de 17,000 MW limpios en este sexenio. Quizás hoy se da por sentado, pero la magnitud del esfuerzo para haber generado la inercia de este primer trienio requirió de la suma de esfuerzos de una gran cantidad de organizaciones: desde gobierno y reguladores hasta inversionistas y operadores.
En este sentido, cualquier aportación positiva debe celebrarse. Para el segundo trienio de este gobierno, la CFE, por ejemplo, ya tenía planteado casi cuadruplicar su propia aportación de nueva capacidad limpia con la expansión, agregando unos 250 MW a su capacidad hidroeléctrica. Y recientemente anunció su primer gran apuesta solar fotovoltaica en Sonora, con un proyecto de 1,000 MW que, a pesar de que presenta retos técnicos y comerciales formidables, pretende dejar en operaciones antes del cierre del sexenio. Si lo logra, sus aportaciones totales de capacidad a la energía limpia entre 2022 y 2024 se habrían multiplicado por 16 respecto a las de 2019-2021. Así, la CFE esforzándose al máximo, bajo una Administración que presume no escatimar en las inversiones para sus empresas habría desarrollado menos de 1,500 MW limpios.
Desafortunadamente, este nuevo impulso a las renovables de CFE no es pura adición. Está acompañado por la mayor de las ofensivas de una empresa (y quizás un gobierno) para limitar la inversión privada en renovables de nuestro país. Como resultado, la variable de los nuevos MW eólicos y fotovoltaicos de los privados entrando en operación se está colapsando. En el primer trienio del presidente López Obrador, como ya vimos, por lo menos superó los 8,000 MW. En su segundo trienio, sorprendería si llega a 1,000. El balance neto es muy negativo. La CFE no está ni cerca de que le alcance para cubrir el faltante. Aquí queda un boquete más de 5,500 MW limpios que México habrá perdido en el segundo trienio gracias a los esfuerzos políticos de la CFE.
Repasando todo el sexenio, la insuficiencia de los recursos y capacidades de CFE quedan aún más de manifiesto. Que no se nos olvide que nuestro país requería agregar más de 17,000 MW limpios en este sexenio. Y, ante este reto histórico, en el momento que se ha llamado la década decisiva en materia de sustentabilidad, lo que la CFE ha logrado prometer (aún está por verse si logra cumplir) no es ni 9 por ciento del total.