Por un lado registra extraordinarios ingresos por los excedentes entre el precio presupuestado para el petróleo y el que se está observando en los mercados. Hay una diferencia de casi el doble entre uno y otro.
Por el otro lado, es evidente que padece una crisis de liquidez y no puede pagar una deuda por más de 270 mil millones de pesos a sus proveedores.
¿Cuál es la explicación? Una parte de ella al menos, es que el dinero excedente que está recibiendo México por la venta, a entre 110 y 115 dólares por cada barril de petróleo en lugar de los 55.1 dólares por barril que se proyectaron en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), se está destinando al subsidio y estímulos a las gasolinas y el diésel, para evitar que impacte en el precio final al consumidor.
Frente a esa situación, la administración que encabeza Octavio Romero, lanzó un programa de refinanciamiento, mediante el cual buscó colocar 2 mil millones de dólares con notas globales y un bono de 8.75%.
En contra de la expectativa de la petrolera, el mercado lo aceptó sólo parcialmente.
En consecuencia, Pemex colocó sólo mil 500 millones de dólares y los inversionistas le exigieron un premio mayor: un bono de 9.25%.
A pesar de que las notas globales que salió a ofrecer Pemex al mercado representaban un bombón para los inversionistas, éstos lo desairaron en parte.
Se trata apenas del primer capítulo de una historia en la que Pemex busca reconvertir una deuda comercial en una deuda financiera.
Un movimiento contrario a los deseos del presidente Andrés Manuel López Obrador de no endeudar más a la ya de por sí muy endeudada compañía petrolera.
La deuda de Pemex asciende a entre 110 mil y 115 mil millones de dólares al primer trimestre del año en curso.
Aunque el aumento en mil 500 millones de dólares, es marginal, implica el incremento de sus compromisos de deuda internacionales.
Además de que ésta primera colocación puede ser apenas la primera de varias que probablemente busque realizar.
De acuerdo con las cifras del experto en energía Gonzalo Monroy, la deuda total de Pemex con proveedores asciende a 13 mil millones de dólares.
Esta no es una cifra menor si se considera que representa el doble del presupuesto de inversión que tuvo la empresa para el año 2021.
La estrategia que está siguiendo Pemex tiene muchas aristas:
1.-Pemex tiene un problema de liquidez mucho más grande de lo que se admite.
El presidente López Obrador dice que no hay problema; pero, claro que lo hay y depende de que el gobierno federal le transfiera dinero.
2.- Los contratistas que aceptaron, lo más probable es que vendan sus recibos en mercado secundario, con pagos a descuento
3.- Pemex no está logrando reducir sus costos.
Según el especialista, aunque este plan de reestructura es para los proveedores con contratos superiores a los 5 millones de dólares, algunas tendrán más problemas que otras. Mencionó por ejemplo el caso de Grupo R y otras empresas que están trabajando con Pemex desde hace 40 años y que ya han comenzado a reestructurar bajo el capítulo de bancarrota.
Todo indica que este plan de reestructura de Pemex, es apenas la punta del iceberg de un problema más complejo.
Es un problema que genera incertidumbre entre los contratistas de la empresa y pone a prueba la aceptación de las emisiones de Pemex en los mercados, en el contexto en el que es creciente la preocupación por los temas de sustentabilidad y medio ambiente en los criterios de los inversionistas del sector energético.
Los ingresos excedentes que está recibiendo Pemex, sin duda son muy importantes, pero también hay que considerar que Pemex también tiene costos crecientes por las importaciones que realiza.
Veremos cómo resuelve ésta singular circunstancia la administración de Pemex y el gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Hacienda.Al tiempo.