
Se trata de un área de gran complejidad técnica, situada a más de 2,900 metros de tirante de agua y con profundidades superiores a los 6,000 metros bajo el lecho marino, lo que lo convierte en uno de los yacimientos más desafiantes del portafolio petrolero nacional. Descubierto en 2013, el campo se ubica en la Cuenca de Perdido, una zona con alto potencial de crudo ligero y gas húmedo, cercana a los límites marítimos con Estados Unidos.
De acuerdo con estimaciones oficiales, Nobilis Maximino concentra reservas 3P superiores a 500 millones de barriles de petróleo crudo equivalente, lo que lo coloca como una de las principales apuestas para incrementar la producción nacional en la próxima década.
El esquema de contrato mixto permitirá que Pemex comparta riesgos y costos con inversionistas privados especializados en exploración y producción en aguas profundas, al tiempo que garantiza la propiedad del recurso para el Estado. Se prevé que la recuperación de las inversiones se realice una vez que inicie la comercialización de hidrocarburos mediante un fondo especial diseñado para este propósito.
Expertos señalan que el desarrollo del campo demandará tecnología de punta en perforación y producción submarina, además de fuertes inversiones en infraestructura costa afuera. Sin embargo, destacan que su explotación podría representar una palanca clave para reducir la dependencia de importaciones y fortalecer las finanzas de Pemex en el mediano plazo.
Con Nobilis Maximino, México busca consolidar su posición en aguas profundas y abrir un nuevo capítulo en la cooperación público-privada dentro del sector energético.