
Aunque falta contar con los resultados de diversos estudios, entre ellos de arqueomagnetismo y la indagación en archivos históricos, la propuesta preliminar es que se trata de una obra hidráulica del siglo XVI que fue adaptándose con desniveles para irrigar el centro del terreno, la cual fueron extendiendo mediante canales más pequeños y elementos como la caja de agua, durante los siglos XVII y XVIII.
Personal del INAH localizó el sistema a 1.5 metros de profundidad y en tramos casi a nivel de piso.
El acueducto data del periodo colonial temprano, un aspecto importante es su ejecución por manos indígenas, manteniendo el sistema constructivo sin arcos, de herencia prehispánica, similar al del complejo de irrigación de la Zona Arqueológica Cerro Tetzcotzinco, conocida también como Baños de Nezahualcóyotl, en Texcoco, en el Estado de México, señala el INAH.
La arqueóloga Rocío Berenice Jiménez González, adscrita a la Dirección de Salvamento Arqueológico (DSA), dio a conocer el hallazgo después de que fueron concluidas las exploraciones, iniciadas en 2020 y desarrolladas hasta agosto de 2021, en terrenos del inmueble religioso y sus colindancias.
Los resultados revelan los reacomodos sociales y territoriales experimentados por los antiguos xochimilcas hacia la segunda mitad del siglo XVI, cuando buena parte de su población había sido diezmada.
Durante la realización de trabajos planeados por la Alcaldía Xochimilco, un equipo de la DSA intervino en un pequeño espacio ubicado en el segundo patio del edificio religioso, usado como estacionamiento. Ahí ubicaron cinco metros de longitud de un acueducto recubierto de estuco, cuyo ancho es de 43 centímetros. También reconocieron una esclusa que sirvió para regular el nivel del agua. Sin embargo, ante las afectaciones de la catedral por el sismo del 19 de septiembre de 2017, las autoridades de la demarcación también iniciaron trabajos para el retiro de una jamba del muro perimetral, por lo que se requirió de nuevo la intervención de los especialistas del INAH.
Eso permitió confirmar que la red de canales rodeaba todo el predio llegando hasta la arcada, lo cual indica que, desde época temprana, las dimensiones del terreno eran las mismas.
Si bien todos estos vestigios fueron nuevamente enterrados para su conservación, el proyecto prevé hacer un análisis con georradar para saber si la obra hidráulica solo se distribuye en los terrenos de la Catedral de San Bernardino de Siena o cruzan su extensión, lo cual permitiría calcular la cantidad de agua que era necesario conducir en ese momento