Un informe elaborado por el centro de investigación británico InfluenceMap ha rastreado la contribución al cambio climático de los grandes productores de combustibles fósiles y cementeras del mundo, tanto públicos y como privados. Y señala a 122 grandes entidades como responsables del 72% de todas las emisiones de dióxido de carbono vinculadas al sector fósil y al cemento. Para su estudio han tenido en cuenta el CO2 expulsado de forma directa (relacionado con el proceso de extracción y fabricación) y el indirecto (el de los productos que comercializan una vez que se queman para generar energía). El dióxido de carbono es el gas que más responsabilidad tiene del calentamiento global que padece el planeta ahora.
En el estudio se clasifica a las entidades en tres categorías: empresas propiedad de inversores, empresas estatales y Estados nación. Y se analiza el periodo comprendido entre 1854 y y 2022. Las compañías privadas acumulan el 31% de todas las emisiones rastreadas de las 122 entidades estudiadas; Chevron, ExxonMobil y BP son los tres mayores contribuyentes en este caso. Las empresas estatales acumulan otro 33% de las emisiones históricas, destacando Saudi Aramco, Gazprom y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán como los principales emisores. Los Estados nación representan el 36% restante, siendo China y la antigua Unión Soviética los mayores contribuyentes a la producción de carbón.
El puesto 50 de las 122 entidades tanto públicas como privadas lo ocupa Repsol, la única compañía española que aparece en la clasificación. Repsol es una de las mayores Carbon Majors [grandes emisores de dióxido de carbono] y ha jugado un papel relevante históricamente, indica a EL PAÍS Emmett Connaire, analista de InfluenceMap y coautor de este informe. Las emisiones de CO de Repsol equivalen al 0,23% de las emisiones globales de combustibles fósiles y cemento del bloque de 122 entidades analizadas, añade. Pero Connaire también destaca que la empresa parece haber disminuido ligeramente su producción de combustibles fósiles en los últimos años, lo que lleva a una reducción de los gases que expulsa. Repsol no ha querido hacer ninguna declaración.
El informe, que parte de una base de datos que puede consultarse aquí, atribuye a Repsol unas emisiones acumuladas de 4.584 millones de toneladas de CO equivalente desde 1964, cuando empezó a operar aunque con otra denominación. Pero, desde 2010, se habrían reducido casi un 23%, según los datos empleados para este análisis. De América Latina sobresalen la mexicana Pemex, la venezolana PDVSA y la brasileña Petrobras, todas de capital estatal y que juntas suman el 3% de las emisiones históricas del conjunto de 122 entidades.
Daan Van Acker, director de programas de InfluenceMap, ha resaltado en un comunicado la importancia de esta base de datos, cuya primera versión data de 2013, como una herramienta clave para atribuir la responsabilidad del cambio climático a los productores de combustibles fósiles. Y añade: El nuevo análisis de InfluenceMap muestra que este grupo no está ralentizando la producción, ya que la mayoría de las entidades la aumentaron después del Acuerdo de París, firmado en 2015. En su opinión, esta investigación proporciona un vínculo crucial para hacer que estos gigantes de la energía rindan cuentas sobre las consecuencias de sus actividades.
La mayoría de las empresas de combustibles fósiles produjeron más combustibles fósiles en los siete años posteriores al Acuerdo de París que en los siete años anteriores a la adopción del pacto, advierten los autores.
Para Tzeporah Berman, activista medioambiental y presidenta de la iniciativa que busca la adopción de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles, este análisis señala a los responsables del calor letal, el clima extremo y la contaminación del aire que amenazan vidas y causa estragos en nuestros océanos y bosques. Estas empresas han obtenido miles de millones de dólares en ganancias mientras niegan el problema y retrasan y obstruyen la política climática, critica. Están gastando millones en campañas publicitarias sobre ser parte de una solución sostenible, al mismo tiempo que continúan invirtiendo en más extracción de combustibles fósiles, advierte.