ESG (Environmental, Social and Governance), término que se refiere a los criterios adoptados por las empresas para garantizar el compromiso con los temas ambientales, sociales y de gobernanza, ha entrado gradualmente en los folletos comerciales y dicta toda una tendencia, que, si no se sigue, puede significar el entierro de una corporación o marca.
Alarmante es la información de un estudio realizado en 2019 por The Economist Intelligence Unit (EIU), la división de investigación y análisis de Economist Group. La pérdida financiera provocada por el calentamiento global podría alcanzar los US$7,9 billones para 2050. La encuesta consideró los países con las 82 economías más grandes del mundo.
Dato: con más de 4.000 millones de toneladas producidas cada año, el cemento representa cerca del 8% de las emisiones globales de CO2 y es un elemento fundamental en la producción del hormigón, el producto más fabricado del mundo.
¿Cómo revertir esta situación? Prestando atención a la importancia de un sistema de clasificación de actividades y métricas socioambientales que contenga reglas para la preservación ambiental, la economía circular y el control de la contaminación. Pero centrémonos en el hormigón sostenible y todos sus matices y ramificaciones.
Beneficios ambientales y económicos Los residuos de hormigón tienen un gran potencial para ser reciclados en comparación con otros desechos y una búsqueda rápida sobre el tema en internet es suficiente para darse cuenta de la amplitud que ha ganado el movimiento en los últimos años.
Entre las diversas razones, está la idea que de esta manera se reduce considerablemente el impacto ambiental. De la cantidad de residuos que genera la construcción civil, el hormigón es el que presenta el mayor volumen de material desechado.
Fabio Cirilo, gerente de sustentabilidad y energía de Votorantim Cimentos comenta cómo la empresa ve el tema de la sustentabilidad en las obras. La sustentabilidad en las obras es una tendencia que se hace realidad todos los días, es un aspecto demandado por el mercado y la sociedad, una fuerte señal de ello es el gran aumento de obras que buscan certificaciones de sostenibilidad. La optimización del trabajo es uno de los motores de nuestra estrategia de innovación en Votorantim Cimentos. Uno de los retos lanzados el año pasado por la plataforma de innovación abierta VC Connect fue la búsqueda de soluciones para los sistemas de obra, construcción y gestión, para realizar las obras de forma más rápida, con menos residuos y menor huella de carbono, reducción de costes y aumento de la productividad. La obra es el punto final de toda la cadena de la construcción civil y también debe absorber proyectos e innovaciones que la hagan más sostenible, ya sea con el uso de nuevos productos o sistemas constructivos. Concreto verde
En el mercado brasileño LafargeHolcim ofrece el Concreto Verde (EcoPact) de la marca Holcim, con una reducción del 50% en las emisiones de CO2. Ésta es otra iniciativa más de la compañía, en línea con su compromiso mundial de reducir a cero sus emisiones netas de carbono para 2050 y preservar los recursos ambientales para las generaciones futuras.
El hormigón es el segundo producto más consumido por la humanidad después del agua, y el cemento como principal componente también tiene una importancia fundamental en nuestras vidas. En este contexto, debemos tener clara la responsabilidad del sector de tener cementos con la menor emisión de CO2 posible, así como hormigones que consuman menos cemento, generen menos residuos en las obras y consuman también menos agua, informó la dirección de Lafarge.
Eduardo Sales Ferreira, director de hormigón y áridos de LafargeHolcim, añade que las ventajas del cemento sostenible están relacionadas con aspectos medioambientales, pero, en muchos casos, también con aspectos económicos. Por ejemplo, muchas de las soluciones sostenibles en la industria del cemento aportan ventajas en la reducción de las emisiones de CO2, pero también pueden ser más viables económicamente ya que el cemento sostenible puede proporcionar una reducción en el consumo para el mismo volumen de hormigón.
Establecimiento de criterios Cualquier material utilizado en una obra se considera residuo de la construcción. Como una forma de establecer la forma adecuada para que cada uno de ellos sea reciclado, reutilizado o desechado, la Resolución N° 307 de 2002 del Consejo Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) establece lineamientos, criterios y procedimientos sobre el manejo y disposición de los residuos. El objetivo es minimizar los impactos ambientales y establecer su clasificación en cuatro categorías: A, B, C y D.
Los residuos clase A son generados en mayor cantidad por las empresas y construcciones, representando del 50% al 70% de toda la masa de residuos en la construcción civil. Ladrillo, teja, arena, mampostería y hormigón son algunos de los productos que pueden reinsertarse directamente en la actividad.
Esta clase es la más ventajosa en relación con otros residuos, ya que los materiales de esta categoría pueden ser enviados a una planta específica de reciclaje de residuos, comenta Hewerton.
Los residuos de clase B, por otro lado, son residuos que se pueden reciclar y se pueden utilizar para otros fines, no solo para el mercado de la construcción.
Los residuos de clase C son no reciclables, ya sea porque no existe la tecnología o porque la condición de los residuos hace que el proceso de segregación y clasificación no justifique el valor agregado de los residuos. Según ABRECON, esto sucede porque muchas veces la obra no cuenta con un espacio físico para separar los residuos y termina contaminándolos con otros materiales, o porque no cuenta con los recursos para segregarlos correctamente.
La clase D, finalmente, incluye residuos peligrosos, como aceites, pinturas y disolventes. Estos materiales requieren un cuidado especial en su manipulación, como el uso de equipos específicos.
El proceso de reciclaje de estos residuos se realiza en las Plantas de Reciclaje de Residuos de Construcción Civil. La operación consiste en recibir el residuo, registrar y evaluar la calidad del material, el cual pasa por un proceso de trituración y, posteriormente, granulación, lo que permite la separación de fracciones, dando un destino adecuado a los nuevos materiales. Los residuos se clasifican en arena, grava, cascajo o chorreo y pueden comercializarse como materia prima secundaria dentro del propio sector de la construcción.