
No todo ha estado mal, sin duda. Justo durante la pandemia se publicaron acuerdos de facilidades administrativas para algunos desarrollos, pero su impacto fue limitado.
Durante estas cuatro gestiones del desarrollo urbano ha dominado la falta de dirección: la de Ileana Villalobos, que bloqueó todo lo que pudo excepto los proyectos de Origina Santa Fe y Origina Pedregal; la primera de Carlos Ulloa, de la que se desconocen resultados; la de Gregorio Gómez Cruz, que se suicidó tras un escándalo de acoso sexual; y la más reciente de Carlos Ulloa, más destacada por inventarle una historia de derechos adquiridos a decenas de restaurantes sin uso de suelo.
Al final de cuentas, lo que Claudia Sheinbaum quería lograr en el sector desarrollo urbano no ocurrió: la producción de vivienda asequible en corredores llamados PRUVI (Programa de Regeneración Urbana y Vivienda Incluyente). Iztacalco bajó su ventanilla casi todo el sexenio, y es una de las alcaldías con mayor potencial de producción de vivienda con enfoque social. Los dos programas parciales de desarrollo urbano aprobados con enfoque a la vivienda incluyente, Vallejo y Atlampa, han tenido magros resultados.
El problema es severo: la vivienda en renta se está encareciendo de manera acelerada. Unos quieren fijar todas las culpas en el fenómeno de los nómadas digitales. La realidad es que la demanda supera, por mucho a la oferta, así las colonias más caras estén llenas de letreros de Se Vende y Se Renta.
Sheinbaum quería producir vivienda de menos de un millón de pesos, más de 60 metros cuadrados y que el 30% de los desarrollos tuvieran un descuento especial para usuarios de menores recursos. No ocurrió. Es difícil encontrar un departamento de menos de 2 millones, y en todo caso no pasará de los 45 metros. El porcentaje de vivienda incluyente se tuvo que reducir a 20% en las últimas versiones.
Todo esto tenía que haber ocurrido en los corredores de vivienda incluyente: cerca del transporte público en franjas de 200 metros que, ante el fracaso, crecieron a 500 metros. Aún así, la producción de vivienda económica e incluyente es mínima, no satisface las necesidades de los trabajadores. Fallan los trámites, fallan las reglas y, sobre todo, ha faltado concentración de los secretarios de Desarrollo Urbano.
La ruta no me parece mala. Identificar polígonos de fácil aprobación y producir vivienda. A la ciudad le urgen producir vivienda social y media por decenas de miles de unidades. Producir inmuebles no es delito y no debe ser mal visto, son empleos, son viviendas y son oportunidades.
Inti Muñoz será secretario por los próximos 7 meses y medio. Lo mucho o poco que apruebe no lo alcanzará a ver desde su cargo. La oportunidad que veo para la ciudad es que estos 7 meses generen política de ciudad, quiero decir, esto no es a favor de la candidata de Morena al Gobierno de la Ciudad de México, es sentar las bases para que el PRUVI, empiece a dar resultados en los años venideros, sin importar quién gane la elección del 2 de junio.