En México existen casi 2 mil 500 municipios y, de éstos, el 75% carece de planes de desarrollo urbano, ya sea por falta de financiamiento, de capacidades técnicas o, muchas veces, de voluntad política. Durante años se han otorgado permisos de construcción aun cuando no existen instrumentos de planeación o no son vigentes, entonces: ¿cómo se han asignado los usos de suelo sin dichos instrumentos? ¿Cómo nos aseguramos de que el interés general esté sobre el interés de unos pocos? Este vacío en la planeación urbana ha generado un escenario propicio para la improvisación y la corrupción. La voracidad para explotar económicamente el territorio ha llevado a un uso irracional del suelo, la ocupación de suelos de valor ambiental como áreas de desarrollo urbano, exceder densidades y niveles de altura de construcción, incentivar la especulación inmobiliaria, todo esto con ánimo de lucro personal. Construir ciudades sin planear ha tenido graves consecuencias: expansión urbana descontrolada, carencia de equipamientos y servicios básicos, falta de certeza jurídica para miles de familias que, además, limitan su acceso a la salud, la educación, el trabajo, la formalidad y la recreación. El Estado ha quedado atrás en la provisión de servicios, generando espacios para que, de nuevo, la corrupción encuentre un camino, por ejemplo, en la conexión irregular de energía eléctrica y agua potable o en la venta de terrenos para vivienda no aptos para albergar asentamientos humanos.
Los planes de desarrollo urbano son la base para urbanizar de la manera más justa, ordenada, transparente y eficientemente posible. Rigen los usos de suelo y éstos especifican en dónde se ubica la vivienda, el comercio, la industria, los equipamientos públicos y la infraestructura básica, entre otros. Son instrumentos que tienen el potencial de definir áreas prioritarias de inversión, proyectos estratégicos detonadores para el desarrollo, certeza jurídica del suelo y, así, orientar mejor el gasto público e, incluso, dar seguridad a la inversión privada.
Desde la Sedatu estamos convencidos de que la planeación urbana y territorial efectiva es clave para reducir la corrupción en el territorio y, así, mitigar los impactos negativos sociales, económicos y ambientales del crecimiento urbano. Sabemos que son los municipios los que tienen la autonomía de dictar los usos de suelo, por eso, desde la Federación apoyamos con asesoría técnica, legal y acompañamiento. Además, es necesario reducir los vacíos normativos urbanos en distintas escalas, por eso estamos haciendo un ejercicio sin precedentes de gobernanza entre los tres órdenes de gobierno.
Desde que inició el sexenio comenzamos con esa tarea que, a la fecha, ha rendido frutos: tenemos casi 100 nuevos instrumentos elaborados con la colaboración de municipios y estados. Entre éstos, tres que acompañan proyectos estratégicos del gobierno de México: la zona del Aeropuerto de Santa Lucía, el Programa de Ordenamiento Territorial de la Región Sur-Sureste en la zona del Tren Maya y, por último, el Programa Regional de Ordenamiento Territorial del Corredor Interoceánico.
Este año trabajaremos en más de 120 instrumentos de planeación territorial en las escalas municipal, metropolitana y estatal. Y esperamos cerrar el sexenio con cerca de 400 planes actualizados en todo el país con el apoyo del Infonavit y de Sociedad Hipotecaria Federal. En la página https://situ.sedatu.gob.mx/ estaremos publicando estos planes y los avances en la materia.
En el mediano y largo plazos, las grandes naciones han mostrado que los frutos de la planeación se cosechan en una, dos o tres décadas y es nuestro deber asegurar que estos instrumentos existan, estén actualizados y promuevan un desarrollo urbano más transparente, sostenible, seguro e incluyente, y un uso racional de los recursos naturales. Un buen plan cuyos usos de suelo son sólidos, están socializados y aceptados por todas las partes, que se respetan y se apegan a la ley, es un blindaje anticorrupción para la gente, las empresas y los gobiernos en el largo plazo. Ése será parte de nuestro legado.