
Estamos en una transición hacia nuevas formas de construir y remodelar viviendas basadas en criterios de sostenibilidad, pero aún no existe un mercado consolidado ni un consumidor lo suficientemente informado que lo demande.
Esta fue una de las conclusiones de la mesa de sostenibilidad realizada en el Foro Universitario de Vivienda, organizado por Grupo En Concreto y la Facultad de Ingeniería de la UNAM.
Ernesto Infante, especialista sénior en finanzas sostenibles del Banco Mundial, destacó que muchas edificaciones no cuentan con las cualidades mínimas para enfrentar climas extremos. Resaltó que uno de los desafíos en la valuación de viviendas ha sido reconocer y enaltecer su sostenibilidad.
En este sentido, Salvador Torres, director regional de Valor Comercial, subrayó que calificar una vivienda sostenible será un reto, ya que actualmente no se cuenta con la experiencia suficiente para hacerlo. "Necesitamos la materia prima; no tenemos un parque ni inventario que nos brinde esa experiencia para poder calificarla", afirmó. "Una vez que tengamos esos datos, podremos clasificar las viviendas desde un punto de vista técnico, evaluar su grado de sostenibilidad y ajustar las métricas necesarias".
Por su parte, Alberto López Cuevas, presidente de la Asociación de Unidades de Valuación para la Banca, señaló que al valuar una vivienda también debe considerarse la movilidad. "¿De qué sirve una casa con atributos sostenibles si la persona que trabaja va a tener que tomar un transporte deficiente y tardará tres horas en llegar a su empleo?", cuestionó.
Finalmente, se hizo hincapié en la necesidad de desarrollar ciudades paralelas. Por ejemplo, Ixtapaluca tardó 15 años en tener un centro comercial, a pesar de contar con una población de más de dos millones de personas.