
Con un estilo directo y una visión profundamente humanista, Romero Oropeza delineó los ejes de un proyecto transformador: viviendas dignas, accesibles y ubicadas estratégicamente para mejorar la calidad de vida de quienes menos tienen.
Desde el corazón de Oaxaca, el titular del INFONAVIT no solo confirmó que ya inició la construcción de viviendas en San Jacinto Amilpas un desarrollo de 160 casas destinadas a personas que ganan menos de dos salarios mínimos, sino que también reafirmó que el nuevo modelo se aleja del viejo esquema que relegaba a los trabajadores a zonas sin servicios, sin transporte y sin futuro.
"Vamos a construir casas para la gente pobre, pero no casas pobres", sentenció Romero Oropeza al explicar que las viviendas se edificarán dentro o muy cerca de las zonas urbanas, con acceso inmediato a transporte público, servicios básicos, escuelas, clínicas y centros de trabajo.
Se trata de un viraje estructural en la forma de entender la vivienda social: ya no como un bien inmobiliario, sino como un derecho constitucional.
El director general del INFONAVIT no rehuyó al pasado. Reconoció abiertamente que el organismo arrastra un grave problema estructural: cuatro millones de créditos impagables heredados de administraciones anteriores.
"Mucha gente pagaba su mensualidad, pero su deuda aumentaba. Eso es un sinsentido, y estamos corrigiéndolo", declaró. Con esa consigna, el INFONAVIT ha logrado reestructurar 630 mil créditos y prevé beneficiar a otros dos millones antes de que finalice 2025.
Romero Oropeza también anunció que el nuevo esquema incluirá beneficios automáticos como congelamiento de saldos, reducción de tasas de interés o condonaciones parciales, pero para alrededor de un millón de casos será necesario acudir personalmente a las oficinas, debido a la complejidad jurídica de sus expedientes.
"Esos casos requieren atención (hecha a mano), no hay otra forma", afirmó.
Durante su recorrido por las oficinas de la Delegación Oaxaca, Romero Oropeza escuchó a trabajadores, atendió medios y compartió avances de programas que pretenden hacer historia.
Uno de ellos es la entrega de escrituras gratuitas para personas que ya terminaron de pagar su crédito. En Oaxaca, existen 13 mil acreditados en esta situación, de los cuales solo mil han concluido el trámite.
Ahora, gracias a convenios con el gobierno estatal y los municipios, las liberaciones de hipoteca serán automáticas, sin notario ni pagos extras.
El compromiso del INFONAVIT también incluye atender el fenómeno de las casas abandonadas. Con un censo en marcha que ya ha identificado más de 940 mil viviendas en condición irregular o vandalizadas, el organismo busca ofrecer esquemas de renta con opción a compra para quienes las habitan sin título legal.
"No vamos a desalojar a nadie. Vamos a regularizar desde la empatía", declaró el director, enfatizando que muchas de esas personas no tienen otra opción de vivienda.
Romero Oropeza aprovechó su estancia en Oaxaca para destacar la colaboración del gobierno del estado y de decenas de municipios, que han facilitado terrenos, acelerado trámites y eliminado impuestos para que el costo de las casas no se traslade a los acreditados.
"Estamos logrando que una persona que gana dos salarios mínimos pueda acceder a una vivienda sin necesidad de poner un solo peso extra. Ese es el verdadero cambio", subrayó.
A nivel local, la meta inmediata es ambiciosa: comenzar con la construcción de 31 mil viviendas, lo que representa apenas un 10% del déficit habitacional estatal, estimado en más de 315 mil unidades.
El diagnóstico es crudo en años recientes solo se construyeron 280 viviendas por año en Oaxaca, y apenas siete de ellas estaban dirigidas a la población de bajos ingresos, pero el mensaje es claro: hay voluntad, recursos y un plan nacional con visión de justicia social.
Desde Oaxaca, el INFONAVIT lanza un mensaje a todo México: el derecho a la vivienda ya no será una promesa vacía ni un privilegio para unos cuantos.
Bajo el liderazgo de Octavio Romero Oropeza, se convierte en una política pública integral, sustentada en la cercanía, la equidad y la acción concreta. Aquí no se trata solo de poner ladrillos, sino de reconstruir confianza, tejido social y futuro.